Por qué convencerme de que fue cierto, que fue verdad y existió, en mi vida ensombrecida, un sueño infeliz encerrado en mi pensamiento para gritar su falacia en la noche conmovida. Pensar en él despierta por sí una luz en el todo tan subida que, cada cosa que ilumina, es una herida abierta que me recuerda tu partida. Ese sueño guarda personal forma en mi locura, como espina por el alba sorprendida clava el perdón en la propia carnadura. Aquel amor que un día llego de repente a mi puerta como música sagrada , llamó con voz celestial repetidamente, y mi querer de par en par abrió la portada a tu hermosura prontamente negada, esa voz celeste hoy es olvido dentro de un pasar que no fue nada, solo desdén perdido en el viento desentendido.
Tercer Milenio en la Cultura
Asociación Tercer Milenio en la Cultura, Rosario, Argentina
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Rodrigo Guidetti